"Lacerante y lúcida en su descarnada intensidad, la poesía de Abelardo Sánchez León encara desde sus inicios la experiencia de la extrañeza: la ciudad, la familia, el lenguaje y hasta el propio cuerpo provocan en el poeta reacciones y respuestas que son, al mismo tiempo, viscerales y reflexivas".
Peter Elmore
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Desde su primer libro, Poemas y ventanas cerradas (1969), hasta el más reciente, El habitante del desierto (2016), Abelardo Sánchez León ha construido una poética del desarraigo que se extiende a todos los espacios donde merodea -el pasado, su clase social, el amor, la familia, el envejecimiento-; así declara su malestar con la amarga lucidez que otorga el desamparo. Al otro lado, como clausurando toda posible salida a esta desazón, se presenta la muerte,
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