
En el buzón de mi departamento habÃa una carta. Reconocà la letra de inmediato. Durante muchos años jugamos a enviarnos cartas, a veces él se iba de viaje y me mandaba una postal; otras, mi tÃa abuela Susan y yo salÃamos del paÃs y desde donde sea que yo estuviera, también le mandaba una. Mantuvimos ese juego hasta que todo cambió entre nosotros, después de su regreso de Londres. Ahora veÃa la carta en el buzón del departamento, unas semanas después de mi llegada a Nueva York:
Las cosas aquà han estado muy bien durante estos meses, hace un clima fabuloso, aunque por las noches llueve de vez en cuando. ¿Y del otro lado del mundo? Supongo que bebes los mejores cafés, comes el sushi que tanto te gusta (porque la comida asiática de Nueva York es increÃble) y ya conoces todos los museos de Manhattan. Apuesto a que eres feliz en un entorno tan cosmopolita. ¡Me alegra tanto que estés cumpliendo tus sueños! Quién dirÃa que esa chica que preferÃa hacer un dibujo o una pintura para capturar un momento especial en lugar de tomar una fotografÃa ahora serÃa alumna de una de las escuelas de arte más importantes del mundo. En cuanto a mÃ, la universidad me absorbe de tiempo completo, aunque Lily Rose y yo tratamos de pasar tiempo juntos, ir a la casa hogar y convivir con los chicos de vez en cuando. Todo cambia, pero soy feliz. Por favor, escrÃbeme cuando puedas, si quieres hazlo por correo; pienso en tu felicidad y deseo de corazón que te vaya de maravilla.
Te quiero y estoy para cuidarte desde lejos. Con cariño, Pablo.
Leà la carta dos veces, la doblé y la guardé entre las hojas de mi cuaderno de bocetos. Extrañaba a Pablo, todavÃa lo querÃa, pero nuestras vidas ya no estaban unidas de la misma manera que antes. Lo mejor para mà era cambiar totalmente, asà que tomé la decisión de decirle adiós a mi paÃs, a mi tÃa abuela, a mis amigas y al departamento donde vivÃa tan feliz con Lisa, y fue momento de decirle adiós a Pablo, mi primer amor.
El dÃa que me fui, dejé todo en orden en el departamento, ahora serÃa de Lisa y una nueva compañera. Mi tÃa abuela Susan, que ya era bastante mayor pero aún estaba fuerte y con mucha energÃa para darme ánimos en todo, pasó por mà para llevarme al aeropuerto, el avión hacia Nueva York saldrÃa en un par de horas. Apenas podÃa con mi felicidad, ¡irÃa a estudiar a la New York Academy of Art! Siempre habÃa sido mi sueño y al fin lo cumplÃa. Tengo recuerdos muy lejanos de cuando mi mamá me enseñó a dibujar. Yo la veÃa pintar frente a su caballete o en alguno de sus cuadernos y trataba de imitarla. Tomé los colo